Doctrina de Dios "Teología propia 3"

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5. La Eternidad.

Doctrina de Dios "Teología Propia" 2
La eternidad de Dios se puede definir como sigue: Dios no tiene principio, ni fin, ni sucesión de momentos en su propio ser, y ve todos los tiempos con la misma agudeza; sin embargo, ve los acaecimientos en el tiempo y actúa en el tiempo.A veces a esta doctrina se le llama doctrina de la infinitud de Dios con respecto al tiempo. Ser «infinito» es ser ilimitado, y esta doctrina enseña que el tiempo no limita a Dios ni le cambia de ninguna manera. a. Dios es atemporal en su propio ser. : «Desde antes que nacieran los montes y que crearas la tierra y el mundo, desde los tiempos antiguos y hasta los tiempos postreros, tú eres Dios». Eliú dice de Dios: «¡Incontable es el número de sus años!»Dios siempre es o siempre existe. «Yo soy el Alfa y la Omega—dice el Señor Dios—, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso» (; cf. 4:8).El hecho de que Dios nunca empezó a existir también se puede deducir del hecho de que Dios creó todas las cosas y que él es en sí mismo un espíritu inmaterial. Antes de que Dios hiciera el universo no había materia, pero entonces él creó todas las cosas (; ; ; ; ). El estudio de la física nos dice que la materia, el tiempo y el espacio deben ocurrir juntos: si no hay materia no puede haber ni espacio ni tiempo. Así que antes de que Dios creara el universo no había «tiempo», por lo menos no en el sentido de una sucesión de momentos consecutivos. Por consiguiente, cuando Dios creó el universo, también creó el tiempo. Pero antes de que hubiera un universo, y antes de que hubiera tiempo, Dios siempre existía, sin principio y sin ser influido por el tiempo.En algunos lugares la Biblia habla de que Dios existía o actuaba «antes» de que existiera la creación o el tiempo. El habla de Dios «antes que nacieran los montes» y «[antes] que crearas la tierra y el mundo». dice que Dios nos escogió en Cristo«antes de la creación del mundo». Más notablemente dice esto:¡Al único Dios, nuestro Salvador … sea la gloria, la majestad, el dominio y la autoridad, por medio de Jesucristo nuestro Señor, antes de todos los siglos, ahora y para siempre! Amén. Aquí Judas atribuye gloria, majestad, dominio y autoridad a Dios «antes de todo el tiempo. Es significativo que los tres descriptivos que usa Judas indican una secuencia de pasado, presente y futuro («antes de todo el tiempo», «ahora», «para siempre»), indicando así que la frase está traducida correctamente como «antes de todo el tiempo».Los pasajes bíblicos antedichos, y el hecho de que Dios siempre existió, incluso antes de que hubiera tiempo, se combinan para indicarnos que el propio ser de Dios no tiene sucesión de momentos o ningún progreso de un estado de existencia a otro. Para Dios toda su existencia siempre es de alguna manera «presente», aunque hay que reconocer que para nosotros la idea es extremadamente difícil de entender, porque es una clase de existencia diferente de la que nosotros experimentamos. b. Dios ve todo tiempo con la misma agudeza. Leemos en el : «Mil años, para ti, son como el día de ayer, que ya pasó; son como unas cuantas horas de la noche». Pedro nos dice «que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día» (). Estos versículos en conjunto nos ayudan a imaginarnos la manera en que Dios ve el tiempo. Por un lado Dios ve mil años «como el día de ayer». Él puede recordar con detalles todo lo acaecido hace mil años por lo menos tan claramente como nosotros podemos recordar lo que sucedió «ayer». Cuando nos damos cuenta de que «mil años» no implica que Dios se olvida de las cosas después de mil cien o mil doscientos años, sino que solo es una figura de dicción para denotar un período de tiempo extremadamente largo, tan largo como podamos imaginarlo, se hace evidente que toda la historia pasada Dios la ve con perfecta claridad y viveza: todo el tiempo desde la creación es para Dios como si acabara de ocurrir.Por otro lado, para Dios «un día es como mil años»; o sea, cualquier día desde la perspectiva de Dios parece durar «mil años». Es como si el día nunca terminara, sino que siempre está siendo experimentado. De nuevo, puesto que «mil años» es una figura de dicción que quiere decir «toda la extensión de tiempo que podamos imaginar», o «toda la historia», podemos decir a partir de este versículo que en su conciencia y por la eternidad cualquier día le parece a Dios como presente. Estas dos afirmaciones juntas muestran una asombrosa manera de ver el tiempo: toda la amplitud de la historia es tan vívida como si fuera un breve hecho que acaba de suceder, pero cualquier breve hecho ¡es como si durara para siempre! Ningún acontecimiento se diluye de la conciencia de Dios. Podemos concluir, por consiguiente, que Dios ve y sabe con igual intensidad todos los acontecimientos pasados, presentes y futuros. Podemos imaginarnos la relación de Dios con el tiempo como a alguien viendo una procesión desde una colina. Dios puede ver los acontecimientos en el tiempo y actuar en el tiempo. Dios frecuentemente dice por los profetas del Antiguo Testamento que solamente él sabe y puede declarar acontecimientos futuros. Leemos en Isaías:Yo soy Dios, y no hay ningún otro,yo soy Dios, y no hay nadie igual a mí.Yo anuncio el fin desde el principio;desde los tiempos antiguos, lo que está por venir. Yo digo: Mi propósito se cumplirá, y haré todo lo que deseo ().Así que Dios de cierta manera está por encima del tiempo y es capaz de verlo todo como presente en su consciencia. c. Dios ve los hechos en el tiempo y actúa en el tiempo. Pablo escribe: «Pero cuando se cumplió el plazo, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley» (). Dios observó claramente y sabía exactamente lo que estaba sucediendo en su creación conforme los hechos se sucedían en el tiempo. Podemos decir que Dios observaba el progreso del tiempo conforme los hechos se sucedían en su creación. Entonces, en el momento apropiado, «cuando se cumplió el plazo», Dios envió a su Hijo al mundo. No debemos pensar que Dios ve todos los acontecimientos como si se sucedieran al mismo tiempo, ni que no sabe la diferencia entre las cosas que sucedieron en 2000 a.C. (la vida de Abraham), en 1000 a.C. (la vida de David), en 30 d.C. (la muerte de Cristo), y en este momento.Es evidente en toda la Biblia que Dios actúa dentro del tiempo y actúa diferente en diferentes puntos del tiempo. Verdaderamente, el énfasis repetido en la capacidad de Dios para predecir el futuro en los profetas del Antiguo Testamento nos exige que nos demos cuenta de que Dios predice sus acciones en un punto del tiempo y luego actúa en un punto posterior del tiempo. En una escala mayor, la Biblia entera, desde Génesis a Apocalipsis, es el historial de Dios y la manera en que ha actuado a través del tiempo a fin de dar redención a su pueblo.Debemos, por consiguiente, afirmar ambas cosas: que Dios no tiene sucesión de momentos en su propio ser y ve toda la historia con igual viveza, y que en su creación ve la sucesión de eventos con el correr del tiempo y actúa diferente en diferentes puntos del tiempo. Dicho de una manera más breve, él es el Señor que creó el tiempo y que lo gobierna y lo usa para sus propios propósitos. Dios puede actuar en el tiempo porque es el Señor del tiempo.

Aplicación:

Doctrina de Dios "Teología Propia" 2
Pastor: Andres Espinoza / General
Esta es una mala noticia para los impíos, Dios es eterno y por tanto, los tormentos de ellos serán eterno. Mientras Dios viva, siempre estará castigando a los condenados. Un pecador se toma la libertad de pecar, quebranta las leyes de Dios como un animal salvaje, peca con avidez pensando solo en el momento y que se le acaba el tiempo, pero debe recordar que Dios es Eterno y el tendrá tiempo de sobra para arreglar cuentas con todos sus enemigos.“y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre.” (, RVR60)Los dolores de la vida tienen limitaciones y pausas. pero los dolores del infierno son intensos, violentos y nunca terminan. Un alma condenada jamás dirá “Ahora tengo mas sosiego” Hoy Dios mezcla gracia con el sufrimiento, pero el sufrimiento eterno será sin mezcla. La eternidad es un mar sin fondo y sin orilla. Dios vive por siempre para tomar venganza. Es además un consuelo para los creyentes el que Dios sea eterno. pues sus recompensas son eternas. La gloria que nos espera no acabará nunca. “Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre.” (, RVR60) Así como los impíos tendrán un gusano que no muere, los piadosos tendrán una corona incorruptible de gloria. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.” (, RVR60)Estudia la eternidad, nuestros pensamientos deberían enfocarse en ella. Todos deseamos en el presente algo de deleite para nuestros sentidos, pero ¿que es el momento comparado con la eternidad? El que Dios sea eterno debe habernos albergar pensamientos elevados sobre él. “Estas cosas hiciste, y yo he callado; Pensabas que de cierto sería yo como tú; Pero te reprenderé, y las pondré delante de tus ojos.” (, RVR60). El Señor puede hacernos felices o desdichados eternamente. Pensar en el futuro eterno es un buen antídoto contra el pecado. Cada obra que hagamos promueve nuestra bienaventuranza eterna o nuestra desdicha eterna. Pensemos pues en la eternidad.

6. Omnipresencia.

La semana pasada vimos la unidad de Dios.... Hoy veremos otro de los atributos incomunicables:
2. La Incomprensibilidad de Dios.
Así como Dios es ilimitado e infinito con respecto al tiempo, es ilimitado con respecto al espacio.A esta característica de la naturaleza de Dios se le llama omnipresencia de Dios (el prefijo latino omni quiere decir «todo»). La omnipresencia de Dios se puede definir como sigue: Dios no tiene ni tamaño ni dimensiones espaciales, y está presente en todo punto del espacio con todo su ser, y sin embargo, Dios actúa diferente en diferentes lugares.El hecho de que Dios es el Señor del espacio y no puede ser limitado por el espacio es evidente primero por el hecho de que él lo creó, porque la creación del mundo material () implica igualmente la creación del espacio. Moisés le recordó al pueblo el señorío de Dios sobre el espacio: «Al Señor tu Dios le pertenecen los cielos y lo más alto de los cielos, la tierra y todo lo que hay en ella» (). a. Dios está presente en todas partes. Sin embargo, hay también pasajes específicos que hablan de la presencia de Dios en todas partes del espacio. Leemos en Jeremías que el Señor dice: «¿Soy acaso Dios sólo de cerca? ¿No soy Dios también de lejos?… ¿Podrá el hombre hallar un escondite donde yo no pueda encontrarlo?… ¿Acaso no soy yo el que llena los cielos y la tierra?» (). Dios aquí está regañando a los profetas que piensan que sus palabras o pensamientos están escondidos de Dios. Él está en todas partes y llena cielos y tierra.David expresa hermosamente la omnipresencia de Dios:¿A dónde podría alejarme de tu Espíritu?¿A dónde podría huir de tu presencia?Si subiera al cielo, allí estás tú; si tendiera mi lecho en el fondo del abismo, también estás allí.Si me elevara sobre las a las del alba, o me estableciera en los extremos del mar, aun allí tu mano me guiaría,¡me sostendría tu mano derecha!()No hay ninguna parte en el universo, ni en tierra ni en mar, ni en el cielo ni en el infierno, adonde uno pueda huir de la presencia de DiosDebemos también notar que no hay indicación de que sencillamente una parte de Dios está en un lugar y otra parte de él en otro. Es Dios mismo que estaba presente dondequiera que David pudiera ir. No podemos decir que algo de Dios o solo una parte de Dios está presente, porque eso sería pensar en cuanto a su ser en términos espaciales, como si estuviera limitado por el espacio. Es más apropiado decir que Dios está presente con todo su ser en toda parte del espacio. Para nosotros es difícil imaginar eso, porque el ser de Dios es cualitativamente diferente de todo en la creación. b. Dios no tiene dimensiones espaciales. Si bien parece necesario decir que todo el ser de Dios está presente en toda parte del espacio, o en todo punto en el espacio, también es necesario decir que ningún espacio puede contener a Dios, por grande que sea. Salomón dice en su oración a Dios: «Pero ¿será posible, Dios mío, que tú habites en la tierra? Si los cielos, por altos que sean, no pueden contenerte, ¡mucho menos este templo que he construido!» (). Los cielos y los cielos más altos no pueden contener a Dios; ni el espacio más grande imaginable puede contenerlo (cf. ; ).Debemos guardarnos de que Dios se extiende infinitamente en todas direcciones de modo que existe en una especie de espacio infinito e interminable. Tampoco debemos pensar que Dios es algo así como un «espacio más grande» o un área más grande que rodea el espacio del universo que conocemos. Todas estas ideas sitúan a Dios en términos espaciales, como si simplemente fuera un ser extremadamente grande. Más bien, debemos tratar de no pensar en Dios en términos de tamaño o dimensiones espaciales. Dios es un ser que existe sin tamaño ni dimensiones de espacio.También debemos tener cuidado de no pensar que Dios es equivalente a alguna parte de la creación o a toda ella. El panteísta cree que todo es Dios, y que Dios es todo lo que existe. La perspectiva bíblica es más bien que Dios está presente en toda su creación, pero también que es algo aparte de su creación. c. Dios puede estar presente para castigar, sustentar o bendecir. La idea de la omnipresencia de Dios a veces es un problema para algunos que se preguntan cómo puede estar presente, por ejemplo, en el infierno. ¿No es el infierno lo opuesto de la presencia de Dios o la ausencia de Dios? Esta dificultad se puede resolver al percatarse de que Dios está presente de diferentes maneras en diferentes lugares. Otra manera de entender esto es decir que Dios actúa en forma diferente en diferentes lugares de su creación. A veces Dios está presente para castigar, y pareciera que así es como Dios está presente en el infierno. Un aterrador pasaje de Amós pinta vívidamente esta presencia de Dios juzgando:Ni uno solo escapará, ninguno saldrá con vida.Aunque se escondan en lo profundo del sepulcro, de allí los sacará mi mano.Aunque suban hasta el cielo, de allí los derribaré.Aunque se oculten en la cumbre del Carmelo, allí los buscaré y los atraparé.Aunque de mí se escondan en el fondo del mar, allí ordenaré a la serpiente que los muerda.Aunque vayan al destierro arriados por sus enemigos, allí ordenaré que los mate la espada. Para mal, y no para bien, fijaré en ellos mis ojos. ()En otras ocasiones Dios está presente, no para castigar ni para bendecir, sino para sustentar, o para mantener el universo en existencia y funcionando de la manera en que él propuso que funcionara. En este sentido la naturaleza divina de Cristo está presente en todas partes: «Él es anterior a todas las cosas, que por medio de él forman un todo coherente» (). El autor de Hebreos dice que Dios Hijo (continuamente) «sostiene todas las cosas con su palabra poderosa» ().Sin embargo, en otras ocasiones y lugares Dios está presente para bendecir. David dice: «Me llenarás de alegría en tu presencia, y de dicha eterna a tu derecha» (). Aquí David no habla de la presencia de Dios para castigar ni solo para sostener, sino de la presencia de Dios para bendecir.Aquí debemos reconocer que podemos usar las mismas palabras de diferentes maneras. A veces cuando hablamos de que Dios está «presente» simplemente queremos decir que su ser es omnipresente en el universo. Pero en otras ocasiones cuando decimos que Dios está «presente» queremos decir que está presente para dar bendición, o darle a su pueblo una conciencia positiva de su presencia. De hecho, la mayoría de las veces en que la Biblia habla de la presencia de Dios se refiere a la presencia de Dios para dar bendición. Por ejemplo, así es como debemos entender la presencia de Dios sobre el arca del pacto en el Antiguo Testamento. Leemos del «arca del pacto del Señor Todopoderoso, que reina entre los querubines» (; cf. ), que es una referencia al hecho de que Dios dio a conocer su presencia y actuó de una manera especial para bendecir y proteger a su pueblo en el lugar que había designado como su trono, es decir, el lugar encima de las dos figuras de oro de los seres celestiales («querubines») que estaban sobre la tapa del arca del pacto. No es que Dios no haya estado presente en todo otro lugar, sino más bien que dio a conocer su presencia de manera especial allí y allí manifestó de manera especial su carácter y dio bendición a su pueblo. Es en este sentido que los autores bíblicos por lo general se refieren a la «presencia» de Dios.En una expresión paralela, cuando la Biblia habla de que Dios estaba «lejos» por lo general quiere decir que «no está presente para bendecir». Por ejemplo, dice: «Son las iniquidades de ustedes las que los separan de su Dios», y declara: «El Señor se mantiene lejos de los impíos, pero escucha las oraciones de los justos». Estos versículos no quieren decir que Dios no esté allí de ninguna manera, sino que no está allí para dar bendición al pueblo y dar evidencia de su presencia.En resumen, Dios está presente en todas partes del espacio con todo su ser, y sin embargo, Dios actúa en forma diferente en diferentes lugares. Es más, cuando la Biblia habla de la presencia de Dios por lo general no se refiere a su omnipresencia en todo punto, ni a su presencia para castigar o sustentar. Más bien, por lo general quiere indicar su presencia para bendecir, y es totalmente normal que nuestro hablar se ajuste al uso bíblico.Herman Bavinck, en The Doctrine of God, cita un hermoso párrafo que ilustra la aplicación práctica de la doctrina de la omnipresencia de Dios: Cuando usted quiere hacer algo malo, se retira del público a su casa donde ningún enemigo puede verlo; de estos lugares de su casa que están abiertos y visibles a los ojos de los hombres usted se aleja a su propio dormitorio; incluso en su cuarto uno teme algún testigo de otro sector; se retira a su propio corazón, y allí medita: él está más interno que su corazón. Adondequiera, por consiguiente, que usted haya huido, él está allí. De usted mismo, ¿adónde puede huir? ¿No se seguirá usted mismo adondequiera que huya? Pero puesto que hay uno más dentro incluso que usted mismo, no hay lugar donde usted pueda huir de un Dios colérico sino a un Dios reconciliador. No hay absolutamente ningún lugar adonde usted pueda huir. ¿Va a huir de él? Huya hacia él.
En el estudio de la Confesión leímos: “Su Esencia no puede ser comprendida por nadie, sino sólo por Él mismo”. Ningún ser, excepto Él mismo puede comprender o entender completamente a Dios. Esto no quiere decir que los hombres no pueden conocer a Dios, sino que no podemos conocerlo completamente. Todos los hombres lo conocen en un sentido como vimos en ; y nosotros su pueblo, tenemos un conocimiento salvifico sobre Dios. Lo conocemos verdaderamente. Pero no le podemos conocer completamente. Lo podemos conocer en Verdad, pero no completamente como Él es.
3. La Independencia de Dios.
La independencia de Dios se define como sigue:
“la fuente o el fundamento de la existencia de Dios esta en Él mismo”. Por tanto, Dios no nos necesita a nosotros ni al resto de la creación para nada, pero nosotros y el resto de la creación le glorificamos y le damos gozo.
Este atributo de Dios a veces se le llama su autoexistencia, o su aseidad (de las palabras latinas a se, que quiere decir «de sí mismo»).
Este es el énfasis de las palabras de Dios cuando las zarza ardía: “Yo Soy el que Soy”.
: A Jacob le dijo: “Óyeme Jacob... a quien llamé Yo mismo, Yo primero, Yo también el postrero”. “Yo soy el origen y el fin e todas las cosas.”
Así que vemos que Él no depende de nada ni de nadie. Sino que todas las cosas dependen de Él para su continuación y su existencia. Dios no necesita de ninguna parte de la creación para existir ni por alguna otra razón. Dios es absolutamente independiente y autosuficiente.
Pablo proclama a los hombres de Atenas: «El Dios que hizo el mundo y todo lo que hay en él es Señor del cielo y de la tierra. No vive en templos construidos por hombres, ni se deja servir por manos humanas, como si necesitara de algo. Por el contrario, él es quien da a todos la vida, el aliento y todas las cosas» ().
La implicación es que Dios no necesita nada de la humanidad. (Vea también ; .)
A veces algunos han pensado que Dios creó a los seres humanos porque se sentía solo y necesitaba comunión con otras personas. Si esto fuera cierto, significaría que Dios no es completamente independiente de la creación. Significaría que tuvo que crear a las personas a fin de ser completamente feliz o completamente realizado en su existencia personal.
Sin embargo, hay indicaciones específicas en las palabras de Jesús que muestran que tal idea es inexacta:
• En Jesús ora: «Y ahora, Padre, glorifícame en tu presencia con la gloria que tuve contigo antes de que el mundo existiera». Aquí hay una indicación de que el Padre y el Hijo compartían la gloria antes de la creación.
• Luego, en , Jesús habla al Padre de «la gloria que me has dado porque me amaste desde antes de la creación del mundo». Había amor y comunicación entre el Padre y el Hijo antes de la creación, y en esta comunión no había ni falta ni defecto que requiriera la creación de la humanidad.Con respecto a la existencia de Dios, esta doctrina también nos recuerda que sólo Dios existe en virtud de su propia naturaleza, que él nunca fue creado y que nunca empezó a existir.
Siempre fue.
Esto se ve en el hecho de que todas las cosas que existen fueron hechas por él («Digno eres, Señor y Dios nuestro, de recibir la gloria, la honra y el poder, porque tú creaste todas las cosas; por tu voluntad existen y fueron creadas» []; esto también se afirma en ; ; ).
Moisés nos dice que Dios existió antes de que hubiera cualquiera otra creación: «Desde antes que nacieran los montes y que crearas la tierra y el mundo, desde los tiempos antiguos y hasta los tiempos postreros, tú eres Dios» (). Dios siempre ha sido y siempre será exactamente lo que es. Su existencia o naturaleza no dependen de nada de la creación.
El ser de Dios es también totalmente único.
No es simplemente que Dios no necesita a la creación para nada; Dios no podría necesitar a la creación para nada. La diferencia entre la criatura y el Creador es una diferencia inmensamente vasta, porque Dios existe en un orden de existencia fundamentalmente diferente. No es simplemente que nosotros existimos y que Dios siempre ha existido; es también que Dios necesariamente existe en una manera infinitamente mejor, más fuerte, más excelente.
La diferencia entre el ser de Dios y el nuestro es más que la diferencia entre el sol y una vela, es más que la diferencia entre el océano y una gota de lluvia, más que la diferencia entre el casco de hielo del Ártico y un copo de nieve, más que la diferencia entre el universo y el cuarto en donde estamos sentados: El ser de Dios es diferente cualitativamente. Ninguna limitación o imperfección de la creación se debe proyectar sobre nuestro pensamiento de Dios. Él es el Creador; todo lo demás es criatura.
Todo lo demás puede desaparecer en un instante; él necesariamente existe para siempre.
La consideración de equilibro respecto a esta doctrina es el hecho de que nosotros y el resto de la creación en efecto glorificamos a Dios y le damos gozo. Esto debe afirmarse a fin de guardarnos contra toda idea de que la independencia de Dios nos deja sin significado. Alguien pudiera preguntarse: «Si Dios no nos necesita para nada, ¿somos importantes en algún sentido? ¿Tiene algún significado nuestra existencia o a la existencia del resto de la creación?»
En respuesta hay que decir que, en efecto, somos significativos porque Dios nos creó y ha determinado que debemos ser significativos para él. Esta es la definición final de significación genuina.Dios se refiere a sus hijos de todos los términos de la tierra como «todo el que sea llamado por mi nombre, al que yo he creado para mi gloria, al que yo hice y formé» (). Aunque Dios no tenía que crearnos, determinó hacernos en una decisión totalmente libre. Decidió crearnos para que le glorifiquemos (cf. ; ).
También es verdad que podemos dar gozo y deleite real a Dios. Es uno de los hechos más sorprendentes de la Biblia que Dios en realidad se deleita en su pueblo y se regocija por ellos. Sofonías profetiza que el Señor «se deleitará en ti con gozo te renovará con su amor, se alegrará por ti con cantos como en los días de fiesta» (; cf. ).
Dios no nos necesita para nada, y sin embargo, el hecho asombroso de nuestra existencia es que él quiere deleitarse en nosotros y permitirnos darle gozo a su corazón. Esta es la base para la significación personal en la vida del pueblo de Dios: ser significativo para Dios es ser significativo en el supremo sentido. Es inconcebible una significación personal mayor.
4. Inmutabilidad.
Podemos definir la inmutabilidad de Dios como sigue:
Dios es inmutable en su ser, perfecciones, propósitos y promesas..
a. Evidencia en la Biblia.
Dios es inmutable en su ser: En el principio tú afirmaste la tierra, y los cielos son la obra de tus manos. Ellos perecerán, pero tú permaneces. Todos ellos se desgastarán como un vestido. Y como ropa los cambiarás, y los dejarás de lado. Pero tú eres siempre el mismo, y tus años no tienen fin. () Aquí tenemos un contraste entre las cosas que pensamos que son permanentes, tales como la tierra o los cielos, por un lado, y Dios, por el otro. Dios existía antes de que fueran hechos los cielos y la tierra, y existirá mucho después de que todo haya sido destruido. Dios hace que el universo cambie, pero en contraste a este cambio él es «el mismo».
Refiriéndose a sus propias cualidades de paciencia, magnanimidad y misericordia, Dios dice: «Yo, el Señor, no cambio. Por eso ustedes, descendientes de Jacob, no han sido exterminados» (). Dios es incambiable en su «ser», y con respecto a sus «perfecciones» (o sea, sus atributos o varios aspectos de su carácter).
Dio es inmutable en sus propósitos: «Pero los planes del Señor quedan firmes para siempre; los designios de su mente son eternos» (). Una vez que Dios ha determinado con certeza que va a hacer algo, su propósito no cambia y eso se cumple. (; ; , ; , ; ; ; )
Dios no cambia en sus promesas. Una vez que ha prometido algo, no será infiel a esa promesa. «Dios no es un simple mortal para mentir y cambiar de parecer. ¿Acaso no cumple lo que promete ni lleva a cabo lo que dice?» (; cf. ).
¿Cambia a veces Dios de parecer?
Hay algunos lugares de la Biblia en donde Dios dice que juzgará a su pueblo y luego, debido a la oración o al arrepentimiento del pueblo (o a ambas cosas), cedió y no los castigó como dijo que lo haría. Ejemplos:
• La intervención exitosa de Moisés en la oración para prevenir la destrucción del pueblo de Israel (),
• La añadidura de otros quince años a la vida de Ezequías (),
• Cuando el pueblo se arrepintió no hizo hacer caer sobre Nínive el castigo prometido (, ).
¿No son estos casos en los que los propósitos de Dios cambiaron?
es al base. De aquí podemos deducir que Dios no se arrepiente. Los demás textos los debemos examinar a la luz de este texto claro - Con la Pre- suposición de que no hay contradicción en la biblia. Podemos concluir a la luz de esto que:
Puede haber un cambio en la obra de Dios, pero nunca en su voluntad.
El puede querer una alteración, pero no alterar lo que quiere.
Es posible que Dios cambie su sentencia, pero no su decreto.
Ilustración: Un Rey tiene la prerrogativa de hacer que se dicte sentencia sobre un malhechor al que pretende salvar; así Dios amenazo a Ninive con la destrucción «¡Dentro de cuarenta días Nínive será destruida!» (). Pero al arrepentirse sus habitantes, el los perdonó; en este caso, Dios cambio su sentencia, pero no su decreto. Dios respondió en forma diferente a la nueva situación, pero con todo permaneció inmutable en su ser y sus propósitos.
La mutabilidad denota debilidad y esta no se encuentra en Dios “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos.” (, RVR60). Los hombres cambian en sus principios, en sus resoluciones, en sus formas de pensar, en sus sentimientos, pero Dios no cambia. ¿Porque buscaremso algo de estabilidad en la criatura?
Las cosas se desgastan, las perdemos, pero nuestro Dios es inmutable, nunca muere. “Aunque la higuera no florezca, Ni en las vides haya frutos, Aunque falte el producto del olivo, Y los labrados no den mantenimiento, Y las ovejas sean quitadas de la majada, Y no haya vacas en los corrales; Con todo, yo me alegraré en Jehová, Y me gozaré en el Dios de mi salvación.” (, RVR60) Su amor es permanente, su misericordia es eterna, nunca nos dejaría de amar, el núnca nos desampara.
Si ponemos nuestra confianza en Dios seremos como una roca inamovible en el mar.
¿Si Dios no cambia, para que oramos?
El Dios que decreto mi salvación lo hizo contando con mi utilización de medios, al descuidarlos, me condeno a mi mismo. El decreto de Dios no debe hacernos abandonar nuestros santos esfuerzos.
La cuestión de la impasibilidad de Dios.
Dios no esta sujeto a pasiones como nosotros, no es controlador por ellas - El puede amar a quien aborrece. Pero Dios, es el origen de nuestras emociones y que creó nuestras emociones, claro que siente emociones: Dios se regocija (), siente aflicción (; ), su ira arde contra sus enemigos (), se compadece de sus hijos (), ama con amor eterno (; ). Es un Dios cuyas pasiones habremos de imitar por toda la eternidad: nosotros, como nuestro Creador, aborrecemos el pecado y nos deleitamos en la justicia.
Dios es a la vez infinito y personal.
La Biblia enseña que Dios es a la vez infinito (Trascendente)).
No está sujeto a ninguna de las limitaciones de la humanidad, o de la creación en general; es mucho más grande que todo lo que ha hecho, mucho más grande que todo lo demás que existe.
Pero también es personal (Inmanente):
interactúa con nosotros como persona, y podemos relacionarnos con él como personas. Podemos orarle, adorarle, obedecerle y amarle, y él puede hablarnos, regocijarse en nosotros y amarnos.
Aparte de la verdadera religión que se halla en la Biblia, ningún sistema de religión tiene un Dios que es a la vez infinito y personal. Por ejemplo, los dioses de la mitología antigua griega y romana eran personales (interactuaban frecuentemente con la gente), pero no eran infinitos: tenían debilidades y caídas morales frecuentes, incluso rivalidades insulsas.
Por otro lado, el deísmo pinta a un Dios que es infinito pero demasiado distante del mundo para intervenir personalmente en él.
Similarmente, el panteísmo sostiene que Dios es infinito (puesto que se piensa que todo el universo es Dios), pero tal Dios no puede ser personal ni relacionarse con nosotros como personas.
Muchas de las objeciones que se levantan contra el cristianismo bíblico tratan de negar una u otra de estas verdades. Algunos dicen que si Dios es infinito no puede ser personal, o dicen que si Dios es personal no puede ser infinito.
La Biblia enseña que Dios es a la vez infinito y personal. Debemos afirmar tanto que Dios es infinito (o ilimitado) con respecto al cambio que ocurre en el universo (nada cambiará el ser, ni las perfecciones, propósitos o promesas de Dios), y que Dios también es personal, y que se relaciona con nosotros en forma personal y nos considera valiosos - Interactúa con sus creaturas.
La Importancia de la inmutabilidad de Dios.
Si hacemos un alto para imaginarnos lo que sería si Dios pudiera cambiar, la importancia de esta doctrina se hace más clara.
Por ejemplo, si Dios pudiera cambiar (en su ser, perfecciones, propósitos o promesas), cualquier cambio pudiera ser para bien o para mal. Pero si Dios cambia para bien, no era lo mejor que podía ser cuando confiamos en él. Y, ¿cómo podríamos estar seguros ahora de que es lo mejor que puede ser?
Pero si Dios pudiera cambiar para mal (en su mismo ser), ¿qué clase de Dios pudiera volverse? ¿Podría convertirse, por ejemplo, en un poquito malo antes que en totalmente bueno? Si pudiera volverse un poquito malo, ¿cómo sabemos que no va a cambiar para hacerse más malo, o totalmente malo? Es difícil imaginarse un pensamiento más aterrador. ¿Cómo podríamos jamás confiar en un Dios que pudiera cambiar? ¿Cómo podríamos entregarle nuestra vida?
Además, si Dios pudiera cambiar respecto a sus propósitos, ¿cómo podemos confiar en la promesa de Dios, por ejemplo, de que Jesús volverá para reinar sobre un nuevo cielo y una nueva tierra? Si Dios puede cambiar sus propósitos, tal vez ya ha abandonado ese plan a estas alturas, y nuestra esperanza en el retorno de Jesús es vana.
O, si Dios pudiera cambiar respecto a sus promesas, ¿cómo podríamos confiar en él completamente en cuanto a la vida eterna, o para todo lo demás que la Biblia dice?
Una breve reflexión como esta muestra cuán absolutamente importante es la doctrina de la inmutabilidad de Dios. Si Dios no es inmutable, la base total de nuestra fe empieza a desmoronarse, y nuestra comprensión del universo empieza a deshilvanarse. Esto se debe a que nuestra fe, esperanza y conocimiento depende a fin de cuentas de una persona que es infinitamente digna de confianza, porque es absoluta y eternamente inmutable en su ser, perfecciones, propósito y promesas.
5. Eternidad.
Los escritores bíblicos enseñan explícitamente y presumen continuamente que el ser de Dios es eterno, tanto en cuanto al pasado como en cuanto al futuro. Dios siempre ha existido y siempre existirá: él nunca empezó a ser, nunca cesará de ser.
La eternidad de Dios se puede definir como sigue:
Dios no tiene principio, ni fin, ni sucesión de momentos en su propio ser, y ve todos los tiempos con la misma agudeza; sin embargo, ve lo que acontece en el tiempo y actúa en el tiempo.
A veces a esta doctrina se le llama doctrina de la infinitud de Dios con respecto al tiempo. Ser «infinito» es ser ilimitado, y esta doctrina enseña que el tiempo no limita a Dios ni le cambia de ninguna manera.
a. Dios es atemporal en su propio ser.
: «Desde antes que nacieran los montes y que crearas la tierra y el mundo, desde los tiempos antiguos y hasta los tiempos postreros, tú eres Dios».
Eliú dice de Dios: «¡Incontable es el número de sus años!»
Dios siempre es o siempre existe. «Yo soy el Alfa y la Omega—dice el Señor Dios—, el que es y que era y que ha de venir, el Todopoderoso» (; cf. 4:8).
El hecho de que Dios nunca empezó a existir también se puede deducir del hecho de que Dios creó todas las cosas y que él es en sí mismo un espíritu inmaterial. Antes de que Dios hiciera el universo no había materia, pero entonces él creó todas las cosas (; ; ; ; ).
El estudio de la física nos dice que la materia, el tiempo y el espacio deben ocurrir juntos: si no hay materia no puede haber ni espacio ni tiempo. Así que antes de que Dios creara el universo no había «tiempo», por lo menos no en el sentido de una sucesión de momentos consecutivos.
Por consiguiente, cuando Dios creó el universo, también creó el tiempo. Pero antes de que hubiera un universo, y antes de que hubiera tiempo, Dios siempre existía, sin principio y sin ser influido por el tiempo.
En algunos lugares la Biblia habla de que Dios existía o actuaba «antes» de que existiera la creación o el tiempo. El habla de Dios «antes que nacieran los montes» y «[antes] que crearas la tierra y el mundo». dice que Dios nos escogió en Cristo«antes de la creación del mundo».
Más notablemente dice esto:¡Al único Dios, nuestro Salvador … sea la gloria, la majestad, el dominio y la autoridad, por medio de Jesucristo nuestro Señor, antes de todos los siglos, ahora y para siempre! Amén. Aquí Judas atribuye gloria, majestad, dominio y autoridad a Dios «antes de todo el tiempo.
Es significativo que los tres descriptivos que usa Judas indican una secuencia de pasado, presente y futuro («antes de todo el tiempo», «ahora», «para siempre»), indicando así que la frase está traducida correctamente como «antes de todo el tiempo».
Los pasajes bíblicos antedichos, y el hecho de que Dios siempre existió, incluso antes de que hubiera tiempo, se combinan para indicarnos que el propio ser de Dios no tiene sucesión de momentos o ningún progreso de un estado de existencia a otro. Para Dios toda su existencia siempre es de alguna manera «presente», aunque hay que reconocer que para nosotros la idea es extremadamente difícil de entender, porque es una clase de existencia diferente de la que nosotros experimentamos.
b. Dios ve todo tiempo con la misma agudeza.
Leemos en el : «Mil años, para ti, son como el día de ayer, que ya pasó; son como unas cuantas horas de la noche».
Pedro nos dice «que para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día» ().
Estos versículos en conjunto nos ayudan a imaginarnos la manera en que Dios ve el tiempo. Por un lado Dios ve mil años «como el día de ayer». Él puede recordar con detalles todo lo acaecido hace mil años por lo menos tan claramente como nosotros podemos recordar lo que sucedió «ayer».
Cuando nos damos cuenta de que «mil años» no implica que Dios se olvida de las cosas después de mil cien o mil doscientos años, sino que solo es una figura de dicción para denotar un período de tiempo extremadamente largo, tan largo como podamos imaginarlo, se hace evidente que toda la historia pasada Dios la ve con perfecta claridad y viveza: todo el tiempo desde la creación es para Dios como si acabara de ocurrir.
Por otro lado, para Dios «un día es como mil años»; o sea, cualquier día desde la perspectiva de Dios parece durar «mil años». Es como si el día nunca terminara, sino que siempre está siendo experimentado. De nuevo, puesto que «mil años» es una figura de dicción que quiere decir «toda la extensión de tiempo que podamos imaginar», o «toda la historia», podemos decir a partir de este versículo que en su conciencia y por la eternidad cualquier día le parece a Dios como presente.
Estas dos afirmaciones juntas muestran una asombrosa manera de ver el tiempo: toda la amplitud de la historia es tan vívida como si fuera un breve hecho que acaba de suceder, pero cualquier breve hecho ¡es como si durara para siempre! Ningún acontecimiento se diluye de la conciencia de Dios.
Podemos concluir, por consiguiente, que Dios ve y sabe con igual intensidad todos los acontecimientos pasados, presentes y futuros. Podemos imaginarnos la relación de Dios con el tiempo como a alguien viendo una procesión desde una colina. Dios puede ver los acontecimientos en el tiempo y actuar en el tiempo.
Dios frecuentemente dice por los profetas del Antiguo Testamento que solamente él sabe y puede declarar acontecimientos futuros. Leemos en Isaías: Yo soy Dios, y no hay ningún otro, yo soy Dios, y no hay nadie igual a mí. Yo anuncio el fin desde el principio; desde los tiempos antiguos, lo que está por venir. Yo digo: Mi propósito se cumplirá, y haré todo lo que deseo ().
Así que Dios de cierta manera está por encima del tiempo y es capaz de verlo todo como presente en su consciencia.
c. Dios ve los hechos en el tiempo y actúa en el tiempo.
Después de la magnífica declaración, «Así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad…» (), Dios añade inmediatamente «[habito] con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados». Nada podía estar más lejos de la enseñanza bíblica que la idea de que la eternidad de Dios significa que él está totalmente desconectado de los eventos finitos en tiempo; sin embargo, esta idea ha persistido desde tiempos antiguos y prevalece en la teología filosófica actual. Buswell, J. O., Jr. (1979).
Pablo escribe: «Pero cuando se cumplió el plazo, Dios envió a su Hijo, nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley» ().
Dios observó claramente y sabía exactamente lo que estaba sucediendo en su creación conforme los hechos se sucedían en el tiempo. Podemos decir que Dios observaba el progreso del tiempo conforme los hechos se sucedían en su creación. Entonces, en el momento apropiado, «cuando se cumplió el plazo», Dios envió a su Hijo al mundo.
No debemos pensar que Dios ve todos los acontecimientos como si se sucedieran al mismo tiempo, ni que no sabe la diferencia entre las cosas que sucedieron en 2000 a.C. (la vida de Abraham), en 1000 a.C. (la vida de David), en 30 d.C. (la muerte de Cristo), y en este momento.
Es evidente en toda la Biblia que Dios actúa dentro del tiempo y actúa diferente en diferentes puntos del tiempo.
Verdaderamente, el énfasis repetido en la capacidad de Dios para predecir el futuro en los profetas del Antiguo Testamento nos exige que nos demos cuenta de que Dios predice sus acciones en un punto del tiempo y luego actúa en un punto posterior del tiempo.
En una escala mayor, la Biblia entera, desde Génesis a Apocalipsis, es el historial de Dios y la manera en que ha actuado a través del tiempo a fin de dar redención a su pueblo.
Debemos, por consiguiente, afirmar ambas cosas: que Dios no tiene sucesión de momentos en su propio ser y ve toda la historia con igual viveza, y que en su creación ve la sucesión de eventos con el correr del tiempo y actúa diferente en diferentes puntos del tiempo.
Dicho de una manera más breve, él es el Señor que creó el tiempo y que lo gobierna y lo usa para sus propios propósitos. Dios puede actuar en el tiempo porque es el Señor del tiempo.
Aplicación:
Esta es una mala noticia para los impíos
Dios es eterno y por tanto, los tormentos de ellos serán eterno. Mientras Dios viva, siempre estará castigando a los condenados. Un pecador se toma la libertad de pecar, quebranta las leyes de Dios como un animal salvaje, peca con avidez pensando solo en el momento y que se le acaba el tiempo, pero debe recordar que Dios es Eterno y el tendrá tiempo de sobra para arreglar cuentas con todos sus enemigos.
y el humo de su tormento sube por los siglos de los siglos. Y no tienen reposo de día ni de noche los que adoran a la bestia y a su imagen, ni nadie que reciba la marca de su nombre.” (, RVR60)
Los dolores de la vida tienen limitaciones y pausas. pero los dolores del infierno son intensos, violentos y nunca terminan. Un alma condenada jamás dirá “Ahora tengo mas sosiego”
Hoy Dios mezcla gracia con el sufrimiento, pero el sufrimiento eterno será sin mezcla.
La eternidad es un mar sin fondo y sin orilla. Dios vive por siempre para tomar venganza.
Es además un consuelo para los creyentes el que Dios sea eterno.
Pues sus recompensas son eternas. La gloria que nos espera no acabará nunca. “Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre.” (, RVR60) Así como los impíos tendrán un gusano que no muere, los piadosos tendrán una corona incorruptible de gloria. Y cuando aparezca el Príncipe de los pastores, vosotros recibiréis la corona incorruptible de gloria.” (, RVR60)
Estudia la eternidad, nuestros pensamientos deberían enfocarse en ella. Todos deseamos en el presente algo de deleite para nuestros sentidos, pero ¿que es el momento comparado con la eternidad? El que Dios sea eterno debe habernos albergar pensamientos elevados sobre él. “Estas cosas hiciste, y yo he callado; Pensabas que de cierto sería yo como tú; Pero te reprenderé, y las pondré delante de tus ojos.” (, RVR60).
El Señor puede hacernos felices o desdichados eternamente. Pensar en el futuro eterno es un buen antídoto contra el pecado. Cada obra que hagamos promueve nuestra bienaventuranza eterna o nuestra desdicha eterna. Pensemos pues en la eternidad.

6. Omnipresencia.

Así como Dios es ilimitado e infinito con respecto al tiempo, es ilimitado con respecto al espacio.
A esta característica de la naturaleza de Dios se le llama omnipresencia de Dios (el prefijo latino omni quiere decir «todo»).
La omnipresencia de Dios se puede definir como sigue:
Dios no tiene ni tamaño ni dimensiones espaciales, y está presente en todo punto del espacio con todo su ser, y sin embargo, Dios actúa diferente en diferentes lugares.
El hecho de que Dios es el Señor del espacio y no puede ser limitado por el espacio es evidente primero por el hecho de que él lo creó, porque la creación del mundo material () implica igualmente la creación del espacio. Moisés le recordó al pueblo el señorío de Dios sobre el espacio: «Al Señor tu Dios le pertenecen los cielos y lo más alto de los cielos, la tierra y todo lo que hay en ella» ().
a. Dios está presente en todas partes.
Sin embargo, hay también pasajes específicos que hablan de la presencia de Dios en todas partes del espacio.
Leemos en Jeremías que el Señor dice: «¿Soy acaso Dios sólo de cerca? ¿No soy Dios también de lejos?… ¿Podrá el hombre hallar un escondite donde yo no pueda encontrarlo?… ¿Acaso no soy yo el que llena los cielos y la tierra?» ().
Dios aquí está regañando a los profetas que piensan que sus palabras o pensamientos están escondidos de Dios. Él está en todas partes y llena cielos y tierra.
David expresa hermosamente la omnipresencia de Dios:
A dónde podría alejarme de tu Espíritu?¿A dónde podría huir de tu presencia?Si subiera al cielo, allí estás tú; si tendiera mi lecho en el fondo del abismo, también estás allí.Si me elevara sobre las a las del alba, o me estableciera en los extremos del mar, aun allí tu mano me guiaría,¡me sostendría tu mano derecha! ()
• No hay ninguna parte en el universo, ni en tierra ni en mar, ni en el cielo ni en el infierno, adonde uno pueda huir de la presencia de Dios
• Debemos también notar que no hay indicación de que sencillamente una parte de Dios está en un lugar y otra parte de él en otro. Es Dios mismo que estaba presente dondequiera que David pudiera ir. No podemos decir que algo de Dios o solo una parte de Dios está presente, porque eso sería pensar en cuanto a su ser en términos espaciales, como si estuviera limitado por el espacio. Es más apropiado decir que Dios está presente con todo su ser en toda parte del espacio. Para nosotros es difícil imaginar eso, porque el ser de Dios es cualitativamente diferente de todo en la creación.
b. Dios no tiene dimensiones espaciales.
Si bien parece necesario decir que todo el ser de Dios está presente en toda parte del espacio, o en todo punto en el espacio, también es necesario decir que ningún espacio puede contener a Dios, por grande que sea.
Salomón dice en su oración a Dios: «Pero ¿será posible, Dios mío, que tú habites en la tierra? Si los cielos, por altos que sean, no pueden contenerte, ¡mucho menos este templo que he construido!» (). Los cielos y los cielos más altos no pueden contener a Dios; ni el espacio más grande imaginable puede contenerlo (cf. ; ).
• Debemos guardarnos de que Dios se extiende infinitamente en todas direcciones de modo que existe en una especie de espacio infinito e interminable.
• Tampoco debemos pensar que Dios es algo así como un «espacio más grande» o un área más grande que rodea el espacio del universo que conocemos.
Todas estas ideas sitúan a Dios en términos espaciales, como si simplemente fuera un ser extremadamente grande. Más bien, debemos tratar de no pensar en Dios en términos de tamaño o dimensiones espaciales. Dios es un ser que existe sin tamaño ni dimensiones de espacio.
También debemos tener cuidado de no pensar que Dios es equivalente a alguna parte de la creación o a toda ella. El panteísta cree que todo es Dios, y que Dios es todo lo que existe.
La perspectiva bíblica es más bien que Dios está presente en toda su creación, pero también que es algo aparte de su creación.
c. Dios puede estar presente para castigar, sustentar o bendecir.
La idea de la omnipresencia de Dios a veces es un problema para algunos que se preguntan cómo puede estar presente, por ejemplo, en el infierno. ¿No es el infierno lo opuesto de la presencia de Dios o la ausencia de Dios? Esta dificultad se puede resolver al percatarse de que Dios está presente de diferentes maneras en diferentes lugares.
Otra manera de entender esto es decir que Dios actúa en forma diferente en diferentes lugares de su creación. A veces Dios está presente para castigar, y pareciera que así es como Dios está presente en el infierno.
Un aterrador pasaje de Amós pinta vívidamente esta presencia de Dios juzgando:
Ni uno solo escapará, ninguno saldrá con vida. Aunque se escondan en lo profundo del sepulcro, de allí los sacará mi mano. Aunque suban hasta el cielo, de allí los derribaré. Aunque se oculten en la cumbre del Carmelo, allí los buscaré y los atraparé. Aunque de mí se escondan en el fondo del mar, allí ordenaré a la serpiente que los muerda .Aunque vayan al destierro arriados por sus enemigos, allí ordenaré que los mate la espada. Para mal, y no para bien, fijaré en ellos mis ojos. ()
En otras ocasiones Dios está presente, no para castigar ni para bendecir, sino para sustentar, o para mantener el universo en existencia y funcionando de la manera en que él propuso que funcionara. En este sentido la naturaleza divina de Cristo está presente en todas partes: «Él es anterior a todas las cosas, que por medio de él forman un todo coherente» (). El autor de Hebreos dice que Dios Hijo (continuamente) «sostiene todas las cosas con su palabra poderosa» ().
Sin embargo, en otras ocasiones y lugares Dios está presente para bendecir. David dice: «Me llenarás de alegría en tu presencia, y de dicha eterna a tu derecha» (). Aquí David no habla de la presencia de Dios para castigar ni solo para sostener, sino de la presencia de Dios para bendecir.
Aquí debemos reconocer que podemos usar las mismas palabras de diferentes maneras. A veces cuando hablamos de que Dios está «presente» simplemente queremos decir que su ser es omnipresente en el universo. Pero en otras ocasiones cuando decimos que Dios está «presente» queremos decir que está presente para dar bendición, o darle a su pueblo una conciencia positiva de su presencia. De hecho, la mayoría de las veces en que la Biblia habla de la presencia de Dios se refiere a la presencia de Dios para dar bendición. Por ejemplo, así es como debemos entender la presencia de Dios sobre el arca del pacto en el Antiguo Testamento.
• Leemos del «arca del pacto del Señor Todopoderoso, que reina entre los querubines» (; cf. ), que es una referencia al hecho de que Dios dio a conocer su presencia y actuó de una manera especial para bendecir y proteger a su pueblo en el lugar que había designado como su trono, es decir, el lugar encima de las dos figuras de oro de los seres celestiales («querubines») que estaban sobre la tapa del arca del pacto.
• No es que Dios no haya estado presente en todo otro lugar, sino más bien que dio a conocer su presencia de manera especial allí y allí manifestó de manera especial su carácter y dio bendición a su pueblo. Es en este sentido que los autores bíblicos por lo general se refieren a la «presencia» de Dios.
• En una expresión paralela, cuando la Biblia habla de que Dios estaba «lejos» por lo general quiere decir que «no está presente para bendecir». Por ejemplo, dice: «Son las iniquidades de ustedes las que los separan de su Dios», y declara: «El Señor se mantiene lejos de los impíos, pero escucha las oraciones de los justos». Estos versículos no quieren decir que Dios no esté allí de ninguna manera, sino que no está allí para dar bendición al pueblo y dar evidencia de su presencia.
En resumen, Dios está presente en todas partes del espacio con todo su ser, y sin embargo, Dios actúa en forma diferente en diferentes lugares. Es más, cuando la Biblia habla de la presencia de Dios por lo general no se refiere a su omnipresencia en todo punto, ni a su presencia para castigar o sustentar. Más bien, por lo general quiere indicar su presencia para bendecir, y es totalmente normal que nuestro hablar se ajuste al uso bíblico.
Herman Bavinck, en The Doctrine of God, cita un hermoso párrafo que ilustra la aplicación práctica de la doctrina de la omnipresencia de Dios:
Cuando usted quiere hacer algo malo, se retira del público a su casa donde ningún enemigo puede verlo; de estos lugares de su casa que están abiertos y visibles a los ojos de los hombres usted se aleja a su propio dormitorio; incluso en su cuarto uno teme algún testigo de otro sector; se retira a su propio corazón, y allí medita: él está más interno que su corazón. Adondequiera, por consiguiente, que usted haya huido, él está allí. De usted mismo, ¿adónde puede huir? ¿No se seguirá usted mismo adondequiera que huya? Pero puesto que hay uno más dentro incluso que usted mismo, no hay lugar donde usted pueda huir de un Dios colérico sino a un Dios reconciliador. No hay absolutamente ningún lugar adonde usted pueda huir. ¿Va a huir de él? Huya hacia él.
La doctrina bíblica de la oración presume más gráfica y naturalmente la omnipresencia de Dios. Se da por sentado que cualquier persona en cualquier parte de la tierra puede en cualquier tiempo hablar directamente con Dios. Jonás oró desde el vientre del gran pez y el Señor le oyó. «Cercano está Jehová a todos los que le invocan, a todos los que le invocan de veras» (). Buswell, J. O., Jr. (1979).
Algunos de los mejores teólogos usan la palabra «inmensidad» para describir la omnipresencia de Dios. Yo sugiero que se debe evitar esta palabra. Lo que es inmenso es relativamente grande, y está en parte aquí y en parte allá. La doctrina de la omnipresencia de Dios no es de ninguna manera una doctrina de su inmensidad. Dios no está en parte con nosotros y en parte con nuestros amigos lejos de aquí. Dios está aquí en su ser personal, y Dios está allí con ellos en ese lugar distante.
Algunos de los mejores teólogos usan la palabra «inmensidad» para describir la omnipresencia de Dios. Yo sugiero que se debe evitar esta palabra. Lo que es inmenso es relativamente grande, y está en parte aquí y en parte allá. La doctrina de la omnipresencia de Dios no es de ninguna manera una doctrina de su inmensidad. Dios no está en parte con nosotros y en parte con nuestros amigos lejos de aquí. Dios está aquí en su ser personal, y Dios está allí con ellos en ese lugar distante. Buswell, J. O., Jr. (1979).
Buswell, J. O., Jr. (1979).
Buswell, J. O., Jr. (1979). Teología sistemática, tomo 1, Dios y Su revelación (p. 22). Miami, Florida: LOGOI, Inc.
7. La Omnipotencia de Dios.
Página . Exportado de Software Bíblico Logos, 10:20 a. m. 15 de mayo de 2018.

La doctrina bíblica de la oración presume más gráfica y naturalmente la omnipresencia de Dios. Se da por sentado que cualquier persona en cualquier parte de la tierra puede en cualquier tiempo hablar directamente con Dios. Jonás oró desde el vientre del gran pez y el Señor le oyó. «Cercano está Jehová a todos los que le invocan, a todos los que le invocan de veras» (Sal 145:18).

8. La Omnipotencia de Dios.
La Confesión de Fe dice: El es Todopoderoso, omnipotente” Y la omnipotencia de Dios puede describirse: “Dios puede con el mero ejercicio de su voluntad hacer que suceda cualquier cosa que El desee que suceda”. . .
Terminamos con los atributos incomunicables: Unidad - Independencia - incomprensibilidad - Inmutabilidad - Eternidad - Omnipresencia - Omnipotencia…

Los atributos “comunicables” de Dios

Los atributos “comunicables” de Dios

+ ¿En qué sentido es Dios como nosotros?
Explicación Y Base Bíblica
En este capítulo consideramos los atributos de Dios que son «comunicables», o que comparte más con nosotros que los mencionados en el capítulo anterior. Hay que recordar que esta división entre «incomunicables» y «comunicables» no es absoluta, y que hay campo para diferencias de opinión respecto a cuáles atributos deben caer en cada categoría. La lista de los atributos que se ponen aquí en la categoría de «comunicables» es común, pero hay que entender que la definición de cada atributo es más importante que poder catalogar los atributos de la manera exacta.
Este capítulo divide los atributos «comunicables» de Dios en cinco categorías principales.
A. Atributos que describen el ser de Dios
1. Espiritualidad
2. Invisibilidad
B. Atributos mentales
3. Conocimiento (u omnisciencia)
4. Sabiduría
5. Veracidad (incluyendo fidelidad)

7. La Espiritualidad de Dios.

C. Atributos morales
6. Bondad (incluyendo misericordia, gracia)
7. Amor
8. Santidad
9. Justicia (o rectitud)
10. Celos
11. Ira
D. Atributos de propósito
12. Voluntad (incluyendo libertad)
13. Omnipotencia (o poder, incluyendo soberanía)
E. Atributos «en resumen»
14. Perfección
15. Bendición
16. Belleza
Debido a que debemos imitar en nuestra vida los atributos comunicables de Dios ( nos dice: «imiten a Dios, como hijos muy amados»), algunas de estas secciones incluirán una breve explicación de la manera en que debemos imitar el atributo en cuestión.

A. Atributos que describen el ser de Dios

1. Espiritualidad.

1. Espiritualidad.

Grudem, W. (2005). Doctrina Bíblica: Enseñanzas esenciales de la fe cristiana (pp. 85–86). Miami, FL: Editorial Vida.
Nuestra confesión dice: “Espíritu purísimo, invisible, sin cuerpo, ni miembros ni pasiones”.
La Espiritualidad de Dios puede ser definida de esta manera: que Dios no tiene un cuerpo físico y no es visible al ojo humano. . .
Algunos a menudo se preguntan: ¿De qué está hecho Dios? ¿Está hecho de carne y sangre como nosotros? Por cierto que no. ¿Cuál es entonces el material que forma su ser? ¿Está Dios hecho de materia alguna? ¿Acaso es energía pura? ¿Acaso es en algún sentido pensamiento puro?
La respuesta de la Biblia es que Dios no es nada de esto.
«Dios es espíritu» (). Esta afirmación la dice Jesús en el contexto de su conversación con la mujer junto al pozo en Samaria. La conversación se refiere al lugar donde se debe adorar a Dios, y Jesús le dice que la verdadera adoración a Dios no requiere que uno esté presente ni en Jerusalén ni en Samaria (), porque la verdadera adoración no tiene que ver con un lugar físico sino con la condición espiritual de uno. Esto se debe a que «Dios es espíritu» y al parecer significa que Dios no está limitado de ninguna manera a un lugar espacial. No debemos, por consiguiente, pensar que Dios tiene tamaño o dimensiones, ni siquiera infinitas.
Grudem, W. (2005). Doctrina Bíblica: Enseñanzas esenciales de la fe cristiana (p. 86). Miami, FL: Editorial Vida.
También hallamos que Dios prohíbe que su pueblo piense que su ser es similar a algo que existe en la creación física. El segundo mandamiento () nos prohíbe adorar o servir a «ídolos» o «cualquier cosa que guarde semejanza» con algo en el cielo o en la tierra. Esto es un recordatorio de que el ser de Dios es diferente de todo lo que él ha creado. Pensar en cuanto a su ser en términos de cualquier otra cosa en el universo creado es erróneamente, limitarlo, pensar que es menos de lo que realmente es. Ciertamente, si bien debemos decir que Dios ha hecho toda la creación de modo que cada parte de ella refleje algo de su propio carácter, también debemos afirmar que describir a Dios como si existiese en una forma o modo de ser que se asemeje a algo en la creación es describirlo de una manera deshonrosa.
Así que Dios no tiene cuerpo físico, ni está hecho de ninguna clase de materia como casi todo el resto de la creación.
Todavía más, Dios no es energía, pensamientos ni ningún otro elemento de la creación. Mas bien debemos decir que Dios es espíritu. Sea lo que sea que eso signifique, es una clase de existencia que no se parece a ninguna otra cosa en la creación. Es una existencia muy superior a nuestra existencia material. En este punto podemos definir la espiritualidad de Dios: Cuando se habla de espiritualidad de Dios se quiere decir que Dios es un ser que no está hecho de ninguna materia, no tiene partes ni dimensiones, no lo pueden percibir nuestros sentidos corporales y es más excelente que toda otra clase de existencia.
Pudiera parecer que la espiritualidad de Dios se clasificaría mejor como un atributo «incomunicable», puesto que el ser de Dios es completamente diferente al nuestro. No obstante, subsiste el hecho de que Dios nos ha dado espíritus para adorarlo (; ; ), en los cuales estamos unidos al Espíritu del Señor (), con el que el Espíritu Santo se une para dar testimonio de nuestra adopción en la familia de Dios (), y en el que pasamos a la presencia del Señor cuando morimos (; ; ; cf. ). Por consiguiente, es obvio que hay alguna comunicación entre Dios y nosotros de una naturaleza espiritual que es de alguna manera similar a nuestra propia naturaleza, aunque por cierto no en todo respecto. Por eso también parece apropiado concebir la espiritualidad de Dios como un atributo comunicable.
Grudem, W. (2005). Doctrina Bíblica: Enseñanzas esenciales de la fe cristiana (p. 86). Miami, FL: Editorial Vida.

2. Invisibilidad.

Relacionado con la espiritualidad de Dios está el hecho de que Dios es invisible. Sin embargo, también debemos hablar de las maneras visibles en que Dios se manifiesta. La invisibilidad de Dios se puede definir como sigue: La invisibilidad de Dios quiere decir que nosotros nunca podremos ver la esencia total del ser espiritual de Dios, aunque Dios se nos muestra mediante cosas creadas y visibles.
muestra mediante cosas creadas y visibles.
Muchos pasajes hablan del hecho de que no se puede ver a Dios.
«A Dios nadie lo ha visto nunca» ().
Jesús dice: «No que alguno haya visto al Padre, sino aquel que vino de Dios; éste ha visto al Padre» ().
Pablo habla de Dios como el «único inmortal, que vive en luz inaccesible, a quien nadie ha visto ni puede ver» ().
Debemos recordar que estos pasajes fueron escritos después de muchos acontecimientos de la Biblia en los que el pueblo vio manifestaciones externas de Dios. Por ejemplo, muy temprano en la Biblia leemos:
«Y hablaba el Señor con Moisés cara a cara, como quien habla con un amigo» ().
Sin embargo, Dios le dijo a Moisés: «No podrás ver mi rostro, nadie puede verme y seguir con vida» ().
Sin embargo, Dios le dijo a Moisés: «No podrás ver mi rostro, nadie puede verme y seguir con vida» ().
El Antiguo Testamento también registra varias teofanías. Una teofanía es una «aparición de Dios». En estas teofanías Dios asumió varias formas visibles para mostrarse a algunas personas.
Dios se le apareció a Abraham (),
a Jacob (),
Una teofanía es una «aparición de Dios». En estas teofanías Dios asumió varias formas visibles para mostrarse a algunas personas. Dios se le apareció a Abraham (), a Jacob (), al pueblo de Israel (como columna de nube de día y de fuego de noche (), a los ancianos de Israel (), a Manoa y su esposa (), a Isaías (), y a otros.
al pueblo de Israel (como columna de nube de día y de fuego de noche (),
a los ancianos de Israel (),
a Manoa y su esposa (),
a Isaías (), y a otros.
Una manifestación visible de Dios mejor que estas teofanías del Antiguo Testamento la hallamos en la persona de Jesucristo mismo. Él pudo decir: «El que me ha visto a mí, ha visto al Padre» (). Juan contrasta el hecho de que nadie ha visto jamás a Dios con el hecho de que el unigénito Hijo de Dios le ha dado a conocer: «A Dios nadie lo ha visto nunca; el Hijo unigénito, que es Dios y que vive en unión íntima con el Padre, nos lo ha dado a conocer» (). Por tanto, en la persona de Jesús tenemos una manifestación visible única de Dios en el Nuevo Testamento, que no estuvo disponible para los creyentes que vieron teofanías en el Antiguo Testamento.
Es correcto, por consiguiente, decir que aunque nunca podremos ver la esencia total de Dios, Dios nos muestra algo de sí mismo mediante cosas visibles, creadas, y especialmente en la persona de Cristo.
Pero, ¿cómo veremos a Dios en el cielo? Nunca podremos ver ni conocer todo de Dios, porque «su grandeza es insondable» (; cf. ; ; ; ). Y no podremos ver, por lo menos con nuestros ojos físicos, todo el ser espiritual de Dios. Sin embargo, la Biblia dice que veremos a Dios mismo. Jesús dice: «Dichosos los de corazón limpio, porque ellos verán a Dios» (). Le veremos en al persona de Cristo.
Aunque lo que veremos no será una visión exhaustiva de Dios, será completamente una visión de Dios verdadera, clara y real. Le veremos «cara a cara» (), y «lo veremos tal como él es» (). En la ciudad celestial «sus siervos lo adorarán; lo verán cara a cara» ().
Cuando nos damos cuenta de que Dios es la perfección de todo lo que anhelamos o deseamos, que es el resumen de todo lo hermoso y deseable, nos comprendemos que el mayor gozo en la vida venidera será que «veremos su rostro». Mirar a Dios nos cambiará y nos hará semejantes a él. «Seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es» (; cf. ). Esta visión de Dios nos dará pleno deleite y gozo por toda la eternidad.

B. Atributos mentales

3. Conocimiento (omnisciencia). El conocimiento de Dios se puede definir como sigue: Dios se conoce plenamente a sí mismo y todas las cosas reales y posibles en un acto singular y eterno.
Eliú dijo que Dios tiene «conocimiento perfecto» (), y Juan dice que Dios «lo sabe todo» (). La cualidad de saberlo todo se llama omnisciencia, y debido a que Dios lo sabe todo se dice que es omnisciente (o sea «todo sapiente»).
Dios se conoce plenamente a sí mismo.
Este es un hecho asombroso puesto que el propio ser de Dios es infinito e ilimitado. Por supuesto, solamente el que es infinito puede conocerse plenamente a sí mismo en todo detalle. Pablo implica este hecho cuando dice: «Ahora bien, Dios nos ha revelado esto por medio de su Espíritu, pues el Espíritu lo examina todo, hasta las profundidades de Dios. En efecto, ¿quién conoce los pensamientos del ser humano sino su propio espíritu que está en él? Asimismo, nadie conoce los pensamientos de Dios sino el Espíritu de Dios» ().
Dios sabe «todas las cosas reales y posibles».
Esto quiere decir todas las cosas que existen, todas las cosas que suceden y todas las cosas que pudieran suceder. El conocimiento de Dios de todas las cosas reales se aplica a la creación entera, porque Dios es ante quien «ninguna cosa creada escapa a la vista de Dios. Todo está al descubierto, expuesto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas» (; cf. ; ; ).
Dios sabe todas las cosas posibles, incluyendo cosas que pudieran suceder pero que en realidad no suceden. Por ejemplo, Jesús pudo decir que Tiro y Sidón no se habrían arrepentido aunque los milagros de Jesús se hubieran hecho allí antes (; cf. ; , donde Eliseo dice lo que hubiera pasado si el rey Joás hubiera golpeado la tierra cinco o seis veces con las flechas).
Nuestra definición del conocimiento de Dios habla de que Dios sabe todo en «un solo acto singular». Aquí la palabra singular se usa en el sentido de «no dividido en partes». Esto quiere decir que Dios siempre está consciente de todo. Si él quisiera decir el número de granos de arena de la orilla del mar, o el número de las estrellas de los cielos, no tendría que contarlas lo más rápido posible como lo haría una computadora gigantesca, ni tampoco tendría que hacer memoria de la cifra como si fuera algo en lo que no hubiera pensado por un buen tiempo. Más bien, él siempre lo sabe todo al instante. No tiene que razonar conclusiones ni meditar con cuidado antes de responder, porque él sabe el fin desde el principio, y nunca aprende o se olvida de algo (cf. ).
Todo ápice del conocimiento de Dios está siempre presente en su conciencia; nunca se nubla ni se desvanece en una memoria inconsciente.
Finalmente, la definición habla del conocimiento eterno de Dios como un acto singular, y también como un «acto eterno».
Esto simplemente quiere decir que el conocimiento de Dios nunca cambia ni crece. Si aprendiera algo nuevo, no hubiese sido omnisciente anteriormente. Así que desde toda la eternidad Dios ha sabido todo lo que sucedería y todo lo que haría.

4. Sabiduría.

La sabiduría de Dios quiere decir que Dios siempre escoge las mejores metas y los mejores medios hacia estas metas.
Esta definición va más allá de la idea de que Dios sabe todas las cosas y especifica que las decisiones de Dios en cuanto a lo que va a hacer son siempre decisiones sabias; es decir, que siempre producen los mejores resultados (desde la suprema perspectiva de Dios), y que producen esos resultados mediante los mejores medios posibles.
decir, que siempre producen los mejores resultados (desde la suprema perspectiva de Dios), y que producen esos resultados mediante los mejores medios posibles.
La Biblia afirma en varios lugares la sabiduría de Dios en general.
Se le llama el «único sabio Dios» ().
Job dice de Dios que «profunda es su sabiduría» (), y que «con Dios están la sabiduría y el poder; suyos son el consejo y el entendimiento» ().
La sabiduría de Dios se ve específicamente en la creación. El salmista exclama: «¡Oh Señor, cuán numerosas son tus obras! ¡Todas ellas las hiciste con sabiduría! ¡Rebosa la tierra con todas tus criaturas!» (). Cuando Dios creó el universo lo hizo perfectamente apropiado para que le dé gloria, tanto en sus procesos de todos los días como en los objetivos para los que lo creó. Incluso ahora, aunque vemos los efectos del pecado y la maldición en el mundo natural, debemos asombrarnos de lo armoniosa e intrincada que es la creación divina.
La sabiduría de Dios también se ve en nuestra vida como individuos. «Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito» (). Aquí Pablo afirma que Dios en efecto obra sabiamente en todo lo que nos sucede en nuestra vida, y que mediante todas estas cosas nos hace avanzar hacia la meta de conformarnos a la imagen de Cristo (). Cada día de nuestra vida podemos acallar nuestro desaliento con el consuelo que viene del conocimiento de la sabiduría infinita de Dios. Si somos sus hijos, podemos saber que él está obrando sabiamente en nuestra vida para llevarnos a una mayor conformidad a la imagen de Cristo.
La sabiduría de Dios también se ve en nuestra vida como individuos. «Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo con su propósito» (). Aquí Pablo afirma que Dios en efecto obra sabiamente en todo lo que nos sucede en nuestra vida, y que mediante todas estas cosas nos hace avanzar hacia la meta de conformarnos a la imagen de Cristo (). Cada día de nuestra vida podemos acallar nuestro desaliento con el consuelo que viene del conocimiento de la sabiduría infinita de Dios. Si somos sus hijos, podemos saber que él está obrando sabiamente en nuestra vida para llevarnos a una mayor conformidad a la imagen de Cristo.
La sabiduría de Dios, por supuesto, es en parte comunicable a nosotros. Podemos pedir con confianza a Dios sabiduría cuando la necesitamos, porque él nos promete en su palabra: «Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie» (). Esta sabiduría, o habilidad para vivir una vida que agrada a Dios, viene primordialmente por la lectura y obediencia a su Palabra: «El mandato del Señor es digno de confianza: da sabiduría al sencillo» (; cf. ). En cuanto a la motivación para adquirir verdadera sabiduría, «el principio de la sabiduría es el temor del Señor» (; ; cf. ), porque si tememos deshonrar a Dios o desagradarle, y si tememos su disciplina paternal, tendremos la motivación que nos hace querer seguir sus caminos y vivir de acuerdo a sus sabios mandamientos.
La sabiduría de Dios, por supuesto, es en parte comunicable a nosotros. Podemos pedir con confianza a Dios sabiduría cuando la necesitamos, porque él nos promete en su palabra: «Si a alguno de ustedes le falta sabiduría, pídasela a Dios, y él se la dará, pues Dios da a todos generosamente sin menospreciar a nadie» (). Esta sabiduría, o habilidad para vivir una vida que agrada a Dios, viene primordialmente por la lectura y obediencia a su Palabra: «El mandato del Señor es digno de confianza: da sabiduría al sencillo» (; cf. ). En cuanto a la motivación para adquirir verdadera sabiduría, «el principio de la sabiduría
Sin embargo, también debemos recordar que la sabiduría de Dios no es enteramente comunicable; nunca podemos participar plenamente de la sabiduría de Dios (). En términos prácticos, esto quiere decir que habrá frecuentes ocasiones en esta vida cuando no podremos comprender por qué Dios permite que suceda algo. Entonces tendremos simplemente que confiar en él y seguir obedeciendo sus mandamientos sabios para nuestra vida: «Así pues, los que sufren según la voluntad de Dios, entréguense a su fiel Creador y sigan practicando el bien» (; cf. ; ). Dios es infinitamente sabio y nosotros no, y le agrada cuando tenemos fe para confiar en su sabiduría aunque no entendamos lo que él está haciendo.

5. Veracidad (incluyendo fidelidad).

La veracidad de Dios quiere decir que es el Dios verdadero, y que todo su conocimiento y palabras son a la vez verdad y norma suprema de verdad.
Dios revelado en la Biblia es el Dios verdadero y real, y que todos los otros que se llaman dioses son ídolos.
«Pero el Señor es el Dios verdadero, el Dios viviente, el Rey eterno.… Los dioses que no hicieron los cielos ni la tierra, desaparecerán de la tierra y de debajo del cielo» (). Jesús le dijo a su Padre: «Y ésta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado» (; cf. ).
Grudem, W. (2005). Doctrina Bíblica: Enseñanzas esenciales de la fe cristiana (p. 89). Miami, FL: Editorial Vida.
Todo el conocimiento de Dios es verdad y norma suprema de verdad.
Job nos dice que Dios tiene «conocimiento perfecto» (; vea también los versículos citados bajo la explicación de la omnisciencia de Dios). Decir que Dios lo sabe todo y que su conocimiento es perfecto es decir que nunca se equivoca en su percepción o comprensión del mundo. Todo lo que sabe y piensa es verdad y es una comprensión correcta de la naturaleza de la realidad. De hecho, puesto que Dios lo sabe todo infinitamente bien, podemos decir que la norma del conocimiento verdadero es conformidad al conocimiento de Dios. Si pensamos lo mismo que Dios piensa acerca de algo en el universo estamos pensando lo correcto respecto a eso.
Las palabras de Dios son verdad y norma suprema de verdad.
Esto quiere decir que Dios es confiable y fiel en sus palabras. Con respecto a sus promesas, Dios siempre hace lo que promete hacer, y podemos confiar en que nunca será infiel a sus promesas. «Dios es fiel» ().
Es más, este aspecto específico de la fidelidad de Dios a veces se ve como un atributo distinto: La fidelidad de Dios quiere decir que Dios siempre hará lo que dice y cumplirá lo que prometió (; cf. ; ; et ál.). Se puede confiar en él, y él jamás será infiel a los que confían en lo que él ha dicho. En verdad, la esencia de la verdadera fe es tomarle la palabra a Dios y confiar en que hará lo que ha prometido.
Grudem, W. (2005). Doctrina Bíblica: Enseñanzas esenciales de la fe cristiana (p. 89). Miami, FL: Editorial Vida.
La veracidad de Dios también es comunicable en que podemos imitarla en parte tratando de tener verdadero conocimiento acerca de Dios y de su mundo. Es más, al empezar a tener pensamientos verdaderos sobre Dios y la creación, pensamientos que aprendemos de la Biblia y al permitir que la Biblia nos guíe en nuestra observación e interpretación del mundo natural, empezamos a pensar los pensamientos de Dios como los piensa él. El crecimiento en el conocimiento es en parte el proceso de llegar a ser más semejantes a Dios. Pablo nos dice que nos vistamos de la «nueva naturaleza», la cual, dice, «se va renovando en conocimiento a imagen de su Creador» ().
En una sociedad a la que le importa extremadamente poco la verdad de las palabras habladas, nosotros como hijos de Dios debemos imitar a nuestro Creador y prestar mucha atención para asegurarnos de que nuestras palabras siempre sean ciertas. «Dejen de mentirse unos a otros, ahora que se han quitado el ropaje de la vieja naturaleza con sus vicios, y se han puesto el de la nueva naturaleza, que se va renovando en conocimiento a imagen de su Creador» (). Es más, debemos imitar la veracidad de Dios en nuestra reacción emocional a la verdad y a la falsedad. Como Dios, debemos amar la verdad y aborrecer la falsedad. El mandamiento de no dar falso testimonio contra el prójimo (), como los demás mandamientos, exige no una simple conformidad externa sino también conformidad en la actitud del corazón.
El que agrada a Dios «de corazón dice la verdad» (), y procura ser como el justo que «aborrece la mentira» ().
y procura ser como el justo que «aborrece la mentira» ().
Grudem, W. (2005). Doctrina Bíblica: Enseñanzas esenciales de la fe cristiana (p. 90). Miami, FL: Editorial Vida.
C. Atributos morales........

Nuestra confesión dice: “Espíritu purísimo, invisible, sin cuerpo, ni miembros ni pasiones”.
La Espiritualidad de Dios puede ser definida de esta manera: que Dios no tiene un cuerpo físico y no es visible al ojo humano. . .
Hablando sobre la espiritualidad de Dios la Confesión también dice que Dios es sin cuerpo, sin miembros o pasiones. ¿Qué significa sin pasiones?. Si los escritores quieren decir que Dios no siente, que no tiene afectos ni emociones, no sería bíblico. La Biblia describe a Dios como un ser emotivo. Que siente amor y placer en ciertas cosas. Un Dios que siento odio hacia ciertas cosas. Habla del gozo de Jehová. El dolor de Jehová. El Placer de Dios. La ira de Dios. Así que la Biblia claramente describe a Dios como un Dios emotivo.
Ahora, hay que reconocer que hay misterios cuando se habla de emociones en un ser espiritual y perfecto e inmutable. Así que no está sujeto a los cambios de humor y de emoción a los cuales nosotros como hombres lo estamos. Tampoco sujeto a las expresiones de emociones a que nosotros estamos sujetos. Aun así la Biblia describe a Dios como un Dios que siente. Algunos han tratado de negarlo. Algunos argumentan que cuando la Biblia le atribuye emociones a Dios es de forma metafórica, de que cuando la Biblia habla de que Dios tiene miembros corporales, está hablando en términos metafóricos. Leemos “el ojo de Dios”, “la mano de Dios”, o el “rostro de Dios”... este es lenguaje figurado. Dios no tiene una mano física, un rostro físico o un ojo físico, excepto por aquello que vemos en la naturaleza humana. La esencia de Dios es espíritu y no tiene cuerpo de hombre.
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Cuando la Palabra de Dios hace referencia a su brazo o mano, se refiere a su poder.
Cuando la Palabra de Dios hace referencia a su brazo o mano, se refiere a su poder. Su ojo hace referencia a su omnisciencia (su conocimiento o su cuidado sobre algo). Su rostro, su semblanza sobre alguien, por lo general representa su favor sobre esa persona, no que Dios literalmente tenga rasgos físicos.
Su ojo hace referencia a su omnisciencia (su conocimiento o su cuidado sobre algo).
Su rostro, su semblanza sobre alguien, por lo general representa su favor sobre esa persona, no que Dios literalmente tenga rasgos físicos.
Y algunos tratan de argumentar que cuando la Biblia habla de las emociones de Dios, hace lo mismo, que está hablando figuradamente, pero que Dios en realidad no tiene tales emociones. También esto es específicamente verdad o particular a los teólogos medievales, los cuales también se les llamaba los hombres de escuela, y aun algunos teólogos actuales que respetamos mucho están confundidos en este tema.
Las emociones no son asunto físico, se aplican al espíritu. A la parte inmaterial del hombre. Así que la realidad de que Dios sea espíritu no descalifica las emociones en Su Ser. Además la Biblia esta llena de referencias en relación a la emotividad de Dios. Y no hay ningún tipo de sugerencia para tomarlo metafóricamente. Y varios de los mejores teólogos reformados están de acuerdo con esto, y repudian la idea de que Dios es sin sentimientos.
Citemos algunos:
Charles Hodge (Teología Sistemática): “Como toda sustancia tiene un poder de algún tipo, el poder que le pertenece al espíritu, a la sustancia misma, es el pensamiento, el sentimiento y la voluntad. Nada hace mas certera nuestra existencia que el hecho que pensamos, sentimos y tenemos una voluntad. Y nos conocemos solo como aquellos quienes piensan, sienten y tienen voluntad. Y estamos por ello seguros de que son los atributos esenciales de un espíritu y deben pertenecer a todos los espíritu. Así como todo eso está incluido en nuestra conciencia y en nuestro propio espíritu, también debe ser verdad de Dios mismo, o ¿será Dios de un grado inferior a los hombres?.
Y citando de nuevo a Hodge: “Los hombres de escuela en referencia a algunos de los teólogos medievales, (también se refiere a ellos como los teólogos filósofos), ellos no dicen que no hay sentimientos en Dios. Esto implica que entonces Él es susceptible a impresiones fuera de Él lo cual es incompatible con la misma naturaleza de Dios. Aquí entonces tenemos que elegir entre una especulación meramente filosófica y las enseñanzas claras de la Biblia y de nuestra propia naturaleza religiosa y moral. el amor por necesidad, incluye sentimiento. Así que Dios no tiene sentimiento como puede tener amor.
B.B. Warfield, dice: “El pasaje nos dice que Dios ama y antes de tomar un paso adicional esto es una declaración maravillosa. Dicen los metafísicos y creo que esta haciendo referencia a los mismo teólogos medievales, que ellos todavía no han considerado a peso este pensamiento: que Dios ama. Y protestan la inhabilidad de poder concebir al verdadero Dios en amor. No debemos detenernos a considerar esta discusión abstracta. Suficiente para nosotros que un Dios sin una vida emocional, sería un Dios sin todo lo que se presta a la dignidad del Espíritu, cuyo ser es movimiento. Es como decir que no hay Dios”. (Del articulo: “Salvador del Mundo”, en un libro llamado “Estudios Bíblicos y Teológicos”).
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esta discusión abstracta. Suficiente para nosotros que un Dios sin una vida emocional, sería un Dios sin todo lo que se presta a la dignidad del Espíritu, cuyo ser es movimiento. Es como decir que no hay Dios”. (Del articulo: “Salvador del Mundo”, en un libro llamado “Estudios Bíblicos y Teológicos”).
En definitiva no debemos entender esta declaración hallada en la confesión de que Dios es sin pasiones como si Dios no sintiera, que no tiene afectos o emociones.
La palabra “pasión”. Lo que significa es que Dios como Espíritu no esta sujeto a las fluctuaciones emocionales comunes en los hombres, o a los efectos físicos provocados por la fluctuaciones emocionales como los hombres experimentan. Es verdad porque las emociono de Dios son las emociones de un ser enteramente perfecto que no puede cambiar, inmutable.
Son disposiciones fijas de su propio ser no variables, hacia objetos específicos. Dios está siempre airado, todo el tiempo, hacia el pecado. Y lo mismo esta siempre amando todo el tiempo a su Pueblo. Así que el que el tenga emociones no implica que el cambie de emociones. Porque sus emociones son un aspecto fijo y constante de su ser hacia ciertos objetos. Y hay misterios en esta declaración pero debemos adherirnos a lo que las Escrituras no enseña.

Unidad. La unidad de Dios se define como sigue: Dios no está dividido en partes; sin embargo, vemos diferentes atributos de Dios recalcados en ocasiones diferentes.

La Confesión de Fe dice: El es Todopoderoso, omnipotente” Y la omnipotencia de Dios puede describirse: “Dios puede con el mero ejercicio de su voluntad hacer que suceda cualquier cosa que El desee que suceda”. . .
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